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Una vez más "es el conocimiento, estúpidos"



Algunos se escandalizarán por el título de este post. Sin embargo es un clásico desde que Bill Clinton utilizara la frase "it's the economy, stupid". Con parecido sentido se utiliza aquí, pero aplicada al conocimiento.
Ésta es la adaptación de un post ya publicado, hace apenas seis meses, con motivo de la anterior campaña electoral por las elecciones generales en España. Ahora nos encontramos a 25 días de las próximas elecciones generales, o si se quiere de la reedición de las anteriores, fallidas por múltiples causas que no son objeto de estos post ni propio de la especialidad de su autor. No se ha avanzado mucho en cuanto a las explicaciones que se dan sobre educación en la coyuntura de cambio actual y sobre sociedad del conocimiento. Tampoco en los programas de los partidos, que sustancialmente son los mismos, al igual que sucede con los candidatos. Esperemos que no ocurra así entre los electores y en sus ideas. y que este tiempo haya hecho posible que hayamos aprendido algo. Esperamos que muy humildemente este post contribuya a ello. 


En las campañas electorales al uso la educación ocupa un lugar importante si juzgamos por la altisonancia de calificativos y por los gestos con que van acompañadas las declaraciones. Altisonancia que no se corresponde ni mucho menos con la serenidad, el análisis en detalle y el espíritu reflexivo precisos para un tema tan delicado y de tanto alcance, particularmente en una sociedad como la nuestra, y en una coyuntura como la actual,  donde los pilares de la economía y del bienestar no descansan como en otras épocas sobre los bienes materiales o, si lo hacen, no lo hacen directamente sobre ellos, sino sobre los procedimientos que rigen el diseño, la elaboración, la circulación y la distribución de bienes y servicios. En definitiva descansa sobre una riqueza que es, en su alcance y conceptualmente, nueva. Y que es clave en esta función de sostén del resto, se trata del conocimiento

Y como corolario suyo, en esta circunstancia más que nunca, importan políticas que aumenten la eficiencia y el rendimiento del aprendizaje, principal fuente, sino única,  del conocimiento..

La crisis en el rendimiento y en las expectativas de la universidad que está detrás de algunos fenómenos, como por ejemplo los MOOC, así lo han puesto de relieve. Las grandes corporaciones, a través de consorcios como la Open Education Alliance, coordinadas con las empresas tecnológicas, las universidades de excelencia y las administraciones de EE UU y otros países desarrollados, organizan la educación universitaria como negocios de "innovación disruptiva" en el sentido Christensen (March 6, 2013) [1], obteniendo al menor coste posible el conocimiento como materia prima de forma global, de la misma forma que en otras ocasiones se hacía con las fuentes materiales y de energía.

Sería preciso, y tarea de unos políticos conscientes, pues abordar estos temas con el énfasis suficiente, pero también con una matización y un despliegue de detalles adecuado. Y hacerlo de forma estratégica con un horizonte de alcance y con acciones tempranas, desde las primeras etapas educativas.

Así lo hemos planteado en trabajos de distinto tipo: Sobre la educación superior, cuando hemos hablado de la necesidad de una educación personalizada y abierta que utilice las potencialidades de las redes y de la tecnología, de la necesidad de un nuevo paradigma educativo que supere los estándares de los planteamientos industriales, 

En esta ocasión, la de las pasadas y las actuales elecciones, hubiéramos tenido una ocasión excepcional, se trata de una campaña distinta a lo que es habitual, con un resultado abierto. Lo que le atribuye un alcance y un impacto inéditos. Hacía tiempo que una situación así no se producía. Sin embargo no parece que se vaya a producir ninguna novedad en el planteamiento. Ni tan siquiera sale a la palestra. 

Ya que esto es así corresponde, dentro de un compromiso ciudadano y profesional, que los que tenemos alguna experiencia o simplemente algo que aportar desde el estudio, la experiencia o el desempeño profesional, contribuyamos, si no a una mayor clarificación, sí a  poner sobre la mesa las cuestiones que veamos relevantes, en la medida que podamos, con los medios a nuestro alcance.

Así queremos que suceda con temas que además no han aparecido en programas ni en debates, ni incluso en documentos técnicos.  
Nos estamos refiriendo a los temas de  la nueva educación, la de la sociedad del conocimiento, con sus desafíos y sus demandas. 
Temas en los que, con mayor  o menor acierto (para valorarlo están los foros, los entornos especializados, los indicadores diversos,...), he participado con publicaciones, investigaciones y trabajos, visibles en la red, y lo que es más importante, he contribuido con una práctica de 38 años de docencia y funciones asociadas a ella, como son la formación del profesorado. De esos años 34 han sido trabajando en educación y formación ayudada por la tecnología digital.

He leído lo que he podido de los programas de los partidos, y he seguido su práctica con atención, en sus ejecutorias, y a través de las intervenciones de sus líderes y portavoces.

Lo primero que he observado es la ligereza y banalidad, cuando no frivolidad, que han empleado en el abordamiento de los temas educativos, y que no se compadece con la importancia, alcance y transcendencia de la cuestión.

De esta forma cosas que, ni políticos ni tertulianos, se atreverían a hacer o a decir relacionadas con ciencias duras, medicina, ingenierías, etc. lo hacen con la forma de aprender o de enseñar. Sin tener en cuenta que tan sólidos son los fundamentos científicos de las unas como de las otras, y si cabe más trascendentes las segundas porque afectan a nuestros hijos y a nuestro futuro como sociedad. Tampoco es menor la complejidad de las cuestiones relacionadas con las funciones cognitivas de los individuos.

Y lo hacen porque, a su modo de ver, no es rentable contraponer, a la hora de priorizar, las ideas o las iniciativas de utilidad inmediata o de popularidad, a lo que establecen las políticas sólidas basadas en consensos científicos sobre los principios teóricos que rigen el aprendizaje, o la organización de la enseñanza para que éste sea más eficiente, o las experiencias de excelencia, apoyados por investigaciones básicas y desarrollos científicos teóricos ya probados.

Pues bien, anteponer las propuestas de supuesta utilidad inmediata, populistas, es algo común que se hace en educación, donde hay un desconocimiento de los consensos básicos sobre los principios teóricos de la instrucción y del aprendizaje. 

En la versión anterior de este post señalamos algún caso como ejemplo de lo que habitualmente viene siendo un marketing educativo, una estrategia publicitaria para vender una idea sobre la educación en plena campaña electoral.

No vamos a discutir la lista de enunciados solo avalados por argumentos supuestamente de sentido común, en clave de tertulia, como no son discutibles en esos términos las cuestiones planteadas en el ejemplo citado. Por otra parte como no se nos dan argumentos basados en evidencias empiricas sobre los procesos de enseñar y aprender tampoco podemos hablar mucho más. Como en esos casos habría que delimitar en qué margen de decisiones nos movemos o se mueve la acción política, y hacerlo avalados por auténticos expertos en los temas, y solo entonces plantear auténticas opciones. 

Pues bien para ayudar a los políticos y en la medida de lo posible a los ciudadanos, no así a los especialistas que sobre esto están lo suficientemente preparados, van las cinco aportaciones siguientes que no son las más importantes quizá pero que contrastan con lo que es comúnmente aceptado es esos medios pero que es común en las tendencias globales y avalado por el consenso de las teorías, las directivas internacionales y las investigadores:

1.  Por una educación personalizada, basada en logros individuales. La educación en la era industrial al igual que sucede con otras actividades ha estado y está en buena medida determinada por los estándares. Estándares de producción y de servicios en otras ramas, y de enseñanza y evaluación en lo que respecta al aprendizaje. Actualmente estamos asistiendo a un cambio en el paradigma de la educación, en el que merced a las potencialidades de la tecnología se puede atender a los logros personales y a las características individuales de los alumnos como pautas para  la enseñanza y para la evaluación.

2. Por una nueva y distinta alfabetización digital basada en el pensamiento computacional. El mercado de trabajo ha cambiado y está cambiando afectado por los cambios de todo tipo que se están produciendo en todas las actividades y servicios, inducidos por la forma en que se representa el conocimiento en la nueva sociedad. Hay un grave déficit (algunos lo evalúan en millones) de profesionales en Europa no solo de técnicos en diseño de sistemas y en programación, sino en organización de datos, metadatos y análisis de datos para el comercio, la industria, las finanzas, los medios sociales de comunicación, la sanidad, la justicia y el derecho, el entretenimiento, etc, etc, etc. Esos cambios demandan, no enseñar a programar, como con frecuencia se ha dicho y se ha hecho en comunidades como la de Madrid, sino a un cambio de pensamiento que haga posible con su maduración no sólo la incorporación por los alumnos de competencias computacionales, sino una nueva forma más eficaz de resolver los problemas que plantea la realidad. Se trata del pensamiento computacional, de una nueva alfabetización digital completamente distinta y mucho más radical que la primera. Pensamiento y alfabetización que se han de trabajar en educación desde las primeras etapas y con un horizonte de veinte años como mínimo. Los poderes públicos deben abordar el currículo de pensamiento computacional en todos los niveles de forma inmediata,

E igualmente debe abordarse en la formación inicial del profesorado el pensamiento computacional en todas las especialidades y niveles, al igual como sucede con otras destrezas básicas

3. Por una universidad que responda al desafío de las innovaciones disruptivas. Actualmente se detecta una desafección a los estudios universitarios como uno de los temas de fondo de una crisis universitaria detectada por todos los observatorios de tendencias. Esa desafección ha sido abordada por universidades de “bajo coste” y por soluciones de innovación disruptiva de distinta manera. En unos casos con soluciones de acreditación con bajo rendimiento, lo cual a medio y a largo plazo agrava la crisis, y en otros con los conocidos cursos masivos (MOOC). Pero en ningún caso ha sido abordado el problema con soluciones conocidas por los expertos como de rendimiento, acercando los niveles de competencias acreditadas a las necesidades del mercado de trabajo, origen en muchos casos de la desafección.

4. La evaluación del profesorado es el tema que se plantea como clave. Pero antes de plantear la evaluación del profesorado habría que plantear cual es el modelo de calidad de referencia. Simplificando mucho hay dos opciones, el modelo de calidad total o basado en la satisfacción del usuario (en el caso de la educación habría que determinar quién es el usuario y a qué plazo) y el modelo de calidad centrado en el aprendizaje (también llamado centrado en el alumno), que persigue la eficiencia del aprendizaje. El primero se aplica a los modelos de negocio o de servicios que concluyen en un plazo limitado y son evaluables por sus resultados inmediatos a través de la satisfacción que producen en el cumplimiento de los objetivos para los que son definidos a plazo inmediato. Las metodologías empleadas son del tipo self-report study u otras modalidades de análisis empíricos. Los segundos se aplican a procesos que constituyen servicios o intervenciones sociales que no concluyen en un tiempo inmediato o son difícilmente evaluables a través de los resultados a corto plazo, y sí lo son a través de patrones o indicadores de eficiencia obtenidos a través de estudios longitudinales. Es el caso de los temas educativos, incluyendo la formación o el ejercicio de la función docente, donde el rendimiento del aprendizaje tiene estas características. En ellos cobran un papel clave las metodologías de evaluación formativas, las que estudian los procesos en su desarrollo.

5. Por una adquisición de las competencias claves en la lengua materna. La educación en las primeras etapas de desarrollo y en las competencias básicas debe hacerse en la lengua materna, en la que el niño ha aprendido a comunicarse, a expresar sus ideas y emociones y a representarlas. De esa forma se asegura un mejor ensamblaje en la construcción de su andamiaje cognitivo de las nuevas ideas conceptos y ejecuciones, y un aprendizaje más eficaz (UNESCO, 1961) (Zapata-Ros, 2012).

6. Por una política decidida de apoyo a los recursos y libros de texto digitales abiertos. Actualmente hay recursos y potencial tecnológico para que los textos digitales abiertos puedan sustituir con claras ventajas de todo tipo a los libros tradicionales de texto, de los cuales se podría prescindir.


Obviamente estas seis cuestiones, cada una de ellas, son de la suficiente complejidad y sobre todo de una entidad y transcendencia como para, primero, no eludirlas del debate y, segundo, abordarlo no ceñido exclusivamente a la lid de la campaña electoral o trivializadas, sino para que sean planteadas de forma abierta y extensa por auténticos expertos, sin ocultar a la opinión ciudadana ninguno de los perfiles o efectos a largo plazo, o que condicione desarrollos futuros. 

«Es la economía, estúpido» (It's the economy, stupid) fue una frase que se hizo popular en la política estadounidense en 1992 durante la campaña electoral de Bill Clinton contra George H. W. Bush (padre). Se trataba de llamar la atención sobre este aspecto del debate frente a otros que, de esta forma, se consideraban de bastante menor importancia. Hoy habría que decir It is the knowledge, stupids!Es el conocimiento, estúpidos!


Referencias.-

UNESCO (1961). Empleo de las lenguas vernáculas en la enseñanza. UNESCO. MONOGRAFfAS  SOBRE  EDUCACI6N  FUNDAMENTAL.  VIII. http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001315/131583so.pdf

Zapata-Ros, M. (2012). La lengua materna y el aprendizajehttp://ticcritica.blogspot.com.es/2012/11/la-lengua-materna-y-el-aprendizaje.html

[1] Christensen is known for his theory of “disruptive innovation” in business, which holds that upstart challengers usually displace market incumbents by first establishing a toehold with low-cost products in markets that the incumbents are willing to cede. Over time, the challengers manage to increase quality while still keeping costs low, taking over successively higher-margin markets until they finally dominate the market as a whole.

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